Yo no sé si ustedes utilizan el metro de Madrid, y no vale a cualquier hora, no, yo me refiero a las ocho de la mañana, hora punta. Yo sí tengo ese privilegio y no se lo recomiendo, es toda una experiencia. Cada mañana llego a la universidad con cara de pocos amigos...no sé por qué! Total tan sólo es una parada... Nada más comienzo a bajar por las escaleras mecánicas, las piernas me empiezan a temblar y la mandíbula se me tensa, y es que ver siete u ocho filas de personas todas de pie, serias, que llenan TODO el andén, de principio a fin, de verdad, intimida. Pero por si eso fuera poco, cuando voy a poner el pie en “suelo firme” toda esa gente que parecía maniquíes sacados del escaparate de alguna tienda, no por los modelitos que llevan (que también), sino por lo quietos que estaban, plaffff! Giran la cabeza y clavan sus ojos en mí, un movimiento rápido, decidido,....vamos como sacado de una película de miedo. Ahí empieza mi pesadilla. Yo, acojonada, agacho la mirada y me co...
y las cosas de su familia.